No anduvo ni tu nombre
pero anoche
alguien soñó
arrastrarte por los cabellos
por todos los rincones de su sala
sólo porque sabe que te amo/siempre/
aunque no se lo haya dicho
- ella lo lee en mi piel -
y allá vas
remolcada por las furias de las hembras celosas
dando topetazos contra las paredes
gruñendo tu animal
olvidado
a las diez de la noche
en el Metro que baja a los infiernos
(ambos sabemos:
ya nunca volverá a gruñir de esa manera)
Escucha: un bandoneón frasea su queja.
Entristecen los demonios
de la dulce lujuria.
lunes, 17 de mayo de 2010
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