Desgajaste mi camisa de amar
la convertiste en trapo
en bagatela.
Ya no puedo ponérmela
siquiera de entrecasa.
Porque sí
/hembra de los caprichos/
te llevaste mi vida
deshiciste mi piel
y todo aquello que tenía dibujado:
tus pechos/tu risa/tus gemidos/
la brasa calcinante de nuestros cuerpos juntos
/que ni a palos se borra/
mi pequeña ternura
todo eso
lo convertiste en trapo también
en bagatela/
me dejaste sin cuerpo y sin mañanas.
Llevo un peso innombrable
con tu recuerdo a cuestas.
lunes, 17 de mayo de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
0 comentarios:
Publicar un comentario